La ciudad de Mérida ubicada al Occidente de Venezuela,
enclavada en la Cordillera de los Andes, por razones geográficas y viales entre
otras, requería un Sistema Integral de Trasporte Masivo que ayudara a su
desarrollo económico, productivo y turístico.
En 1997, los entes gubernamentales del estado estimaron
necesario establecer una nueva política de servicio en los transportes públicos
en la ciudad de Mérida. Luego de distintos estudios y la consideración de
diferentes proyectos tecnológicos opciones de solución (entre ellos uno muy
importante y destacado como el Tren Electromagnético, TELMAG, auspiciado por un
grupo de investigadores de la Universidad de Los Andes (Venezuela) dirigidos
por el Prof. Dr. Alberto Serra-Valls, cuya propuesta ofrecía un bajo impacto
ambiental al no producir deforestación, ni daños ecológicos y poca intervención
en las rutas viales1 ) y tras una licitación pública para atender estas nuevas
necesidades, se optó por establecer una nueva red de trolebús articulados de
motorización dual (un motor eléctrico y un motor de combustible diesel).
Independientemente de las ventajas y desventajas del sistema
seleccionado y las discusiones que suscitan su implementación, la puesta en
funcionamiento de un nuevo sistema de transporte supondría la contribución a la
mejoría en el tráfico automotor de la ciudad, donde se busca, en virtud de ser
una ciudad de gran atractivo paisajístico, la no generación de contaminación
acústica ni ambiental, bajo un tratamiento de carácter urbanístico de bajo impacto.
Supondría un ordenamiento de las rutas de transporte relativo al buen servicio
y seguridad, así como la definición de paradas o estaciones, que el usuario
debe respetar, eliminando la anarquía del tráfico rodado.